Lo sucesos de Grecia en los últimos meses tienen al mundo mirando a Europa, como tal vez no sucedía en décadas. Y las miradas son por lo que allá sucede - el fin del euro y del proyecto de una Europa común -, como por los efectos para el mundo - la mayor depreciación del peso colombiano frente al dolar que llegaría a $3.000 por dolar para este año.
Pero las lecciones que dejan esta novela son las importantes. El mal manejo del gasto público - uno de los problemas que se enfrenta Grecia es que uno de cada dos hogares depende del pago de las pensiones -, que hace recordar medidas del gobierno en Colombia en época de reducidos ingresos.
Otra lección es que los gobiernos populistas logran hacer promesas, pero no ejecuciones reales en un mundo globalizado. Colombia no es ajeno a ello, como sucede en Bogotá, con la amenaza de convertirse en un mal nacional.
Es la política ¡tontos!, alegan quienes buscan la solución a los problemas de Grecia en culpar a los acreedores del mal manejo de sus finanzas o a Alemania por no dar un trato similar al recibido en la posguerra. Pero se requieren más que discursos para negociar con la Troika (Comisión Europea, el Banco Central Europeo (BCE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Grecia ya no es sólo la cuna de occidente, es el teatro del horror donde todos han de mirarse. Y una vez más, aprender.
No hay comentarios:
Publicar un comentario