La educación virtual se viene desarrollando en el mundo desde la década de los 90's del siglo pasado. Sin embargo, los datos recientes expresan que esta tendencia está transformando la educación superior, como lo evidencian los 60 millones de dólares que destinaron a ofrecer cursos gratuitos en línea las universidades de Harvard y de MIT en el año 2012. Dos profesores de Stanford, Andrew Ng y Koller Daphne, han formado una compañía, Coursera , que ofrece cursos interactivos en diferentes áreas, de universidades como Stanford, Michigan, Pennsylvania y Princeton.
Para el año 2007 ya cuatro millones de estudiantes universitarios habían tomado al menos una clase en línea, con lo cual ya no estamos frente a una interesante novedad sino a una realidad que está transformando la educación, pese a todos los interrogantes planteados alrededor de la virtualidad como la creación de comunidad universitaria, la transmisión del carisma de los docentes a través de una pantalla de computador o como mantener los estándares académicos, también hay ventajas inmensas como la de ofrecer educación a grandes grupos de la población, llegar a regiones apartadas o tomar clases como los mejores profesores del mundo.
Parecería que el asunto fundamental en el que están concentradas las universidades que desarrollan programas de educación virtual, es la comunicación, para lo cual internet ofrece herramientas increíbles, pero esta comunicación también requiere personas maduras que puedan interactuar en estos espacios. Vuelve entonces la educación básica y media a ser un actor central en la búsqueda de calidad de la educación superior.
Tal como ha venido pasando con periódicos y revistas, la educación superior enfrenta un cambio de paradigma único en varios siglos. Y no todos están preparados para asumirlo.
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