Han pasado varios días del impacto de la decisión del brexit, ya se fue David Cameron y los ingleses tienen nueva primer ministro, Theresa May. Todo continúa en la normalidad porque es sabido que en el Reino Unido nada cambia y porque las consecuencias de esta decisión sólo se empezarán a sentir en unos 2 años, que es el plazo estimado para la activación artículo 50 del tratado de la Unión Europea y las negociaciones con los demás miembros.
Lo previsible es que el Reino Unido continúe en Erasmus como lo están países no miembros de la Unión Europea como Noruega, Ucrania, Turquía, Rusia, Islandia y Macedonia. Esto significa que la movilidad con estudiantes europeos, que para el año 2013 era 27.183 personas, no debería sufrir mayores cambios. Tampoco cabría esperar afectación al modelo de enseñanza universitario británico, actualmente homologado al Plan Bolonia bajo el formato 3+2 (tres año de grado y dos de posgrado).
Pero sin duda, habrá ajustes importantes: Los británicos ya no tendrán acceso a grandes fuentes de recursos de la Unión Europea para educación, se va a afectar el turismo, pero en especial la residencia de extranjeros que pretendan estudiar, investigar o iniciar una startup en el Reino Unido.
Como lo advertía la Ministra de Educación británica, Nicky Morgan, "los jóvenes serán los que más sufrirán". Ellos lo sabían y por ello el 70% votaron en contra del brexit. Pero perdieron.
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