De todas las tragedias que va dejando esta pandemia en términos de salud, empleo, vida social, limitación de derechos, economía y tantas otra cosas, habrá que decir que la pérdida de vidas humanas es la más terrible de todas.
Pero hay otra de tamaños gigantescos y no menos grave: la deserción de niños y jóvenes en todos los niveles de educación, tanto pública como privada. Ya esta semana, la ONU hablaba del riesgo de una "catástrofe generacional" y no es para menos pues implica asuntos de salud mental, profundización de las desigualdades, riesgos de violencia y, en fin, todos los problemas que conllevan el encierro y la interrupción de la vida escolar en la etapa más creativa del ser humano.
Aunque todavía no existen cifras oficiales en Colombia, país que ha tenido la cuarentena más larga en el mundo, se calcula que la deserción para este 2020-2 estaría entre el 10 y el 25%, en todos los niveles de educación. Por supuesto y como siempre, habrá algunos particularmente afectados, como quienes quienes estudian en el sector rural, los más pobres y la clase media afectada por el empleo.
Frente a las dimensiones de este problema habría, al menos, tres medidas que deben ser tomadas cuanto antes: 1. Gratuidad de la matrícula en la educación pública, que aunque se ha vuelto un asunto de discusión ideológica, ahora y como respuesta temporal, ha de responder a las necesidades de personas de estratos 1, 2 y 3. 2. Regreso a la presencialidad, basados en estudios que demuestran el bajo riesgo de contagio en cuanto se adopten los protocolos requeridos, cuyos lineamientos ya han sido dados por el Ministerio de Educación Nacional. 3. Líneas de financiación para instituciones, tanto públicas como privadas, que ya han hecho enormes esfuerzos en retener a sus estudiantes y a las que se les debe garantizar su continuidad.
El gobierno colombiano ha venido presentando resultados de la mitad de su período presidencial. Tal vez el reto más importante para esta segunda parte habrá de ser que nuestros niños y jóvenes puedan continuar en sus niveles de educación básica, media o superior. Que ninguno de ellos quede por fuera del sistema educativo en Colombia.
Muy buen análisis, saludos!!!
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