"Ser joven y no ser rebelde es una contradicción hasta biológica" (Salvador Allende)
Sobre el
proceso electoral que acaba de terminar en Colombia, me he preguntado que
relación debe existir entre la universidad y la política. De un lado, se alega
que el ejercicio de la autonomía universitaria lleva inmerso la expresión de
una concepción política, pero de otra parte se considera que la universidad es
una institución de cultura que debe ser totalmente ajena a la confrontación
política.
De cualquier
forma el ejercicio de las funciones sustantivas de docencia, investigación y
extensión debe permitir en una universidad que se considere tal, la presentación
de interpretaciones distintas, incluso contrarias, sobre los problemas
nacionales, pero dicho debate debe mantenerse en todo caso en la presentación
académica. Ello no implica asumir una posición falsa de asepsia política, pero
si el de evitar convertirse en un instrumento político de facciones rivales.
En donde si
debería ser beligerante es en la misión de la universidad en la sociedad, que
no ha de convertirse en el de una institución profesionalizante, que facilite
la obtención de títulos, en lo cual los gobiernos recientes han hecho un énfasis
peligroso.
La universidad, pues, habrá de mantener su rol de transformador de la sociedad lo que no la puede convertir en un militante electoral, pero tampoco en una institución cerrada a la discusión de los grandes temas nacionales.
Supongo que para algunas universidades no resulta fácil ser tolerante, tener mucho tacto, pero ser firme en las convicciones.
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