El
informe de la OCDE sobre la evaluación de las políticas y prácticas de Colombia
en el campo de la educación, es un documento de 336 páginas en el que se
realiza un recorrido desde la atención y educación de la primera infancia (incluye
servicios para los niños desde el nacimiento hasta los 6 años), la educación
básica (para niños de 6 a 14 años), la educación media que dura dos años (un
año menos que el promedio de la OCDE), hasta la educación superior.
El
informe destaca que en los últimos 10 años, la esperanza de vida escolar ha
aumentado dos años y la participación en la Atención Integral y Educación de la
Primera Infancia (EIAIPI) y la educación superior se ha incrementado en más del
doble, hasta el 40% y 50%, respectivamente; se han adoptado medidas importantes
para desarrollar el aseguramiento de calidad y los sistemas de información.
En
efecto, para el 2013 las tasas netas de matriculados aumentaron del 59% al 70% en educación
básica, del 30% al 41% en educación media y del 24% al 48% en educación
superior. En esta última el promedio de la OCDE aumentó del 52% al 72% en el
mismo período.
Sin
embargo, quedan tareas pendientes como cerrar las brechas existentes y mejorar la calidad de la educación, donde sólo
el 30% de los jóvenes hace la transición de la media a la educación superior, en
un sistema educativo que tiene más de estudiantes matriculados en instituciones
privadas que el promedio de la OCDE. Los estudiantes colombianos tuvieron un desempeño inferior comparado
con el de sus pares en los países de la OCDE en la evaluación PISA. Un poco más
de la mitad no alcanzó el estándar mínimo correspondiente a una participación
socioeconómica plena en la edad adulta.
Adicionalmente,
un 36% en de jóvenes entre 15 y 19 años no están estudiando - más del doble que
el promedio de la OCDE (13%) - y de estos el 19% ni estudia, ni trabaja (NINI) -
el promedio de la OCDE es del 7%. “La
expectativa de vida escolar de los estudiantes con las peores condiciones de
pobreza es de solo seis años, en comparación con la cifra de 12 años de los más
ricos, y solo el 9% se matricula en educación superior, en comparación con el
53% de los pertenecientes a las familias más acaudaladas”.
Finalmente,
el capítulo 5 del informe se refiere a la educación superior en Colombia en el
que se evaluaron 3 aspectos de la política educativa, con las siguientes
recomendaciones:
Aspecto
1: ampliar el acceso y mejorar la calidad: 1) garantizar la accesibilidad de la
información para apoyar las decisiones de los estudiantes; 2) enfocar el apoyo
académico sobre los estudiantes en riesgo; 3) eliminar las barreras financieras
de la matrícula de estudiantes de bajos ingresos; 4) la equidad regional debe
encabezar las reformas.
Aspecto
2: garantizar la calidad y la pertinencia: 1) introducir un sistema de
aseguramiento de calidad más estricto; 2) crear una cultura de mejora
institucional y académica; 3) nivelar la calidad de las instituciones del pilar
de formación educativa técnica.
Aspecto
3: fortalecer la gestión y la financiación: 1) crear un sistema más integrado;
2) avanzar hacia un sistema de financiación basado en el desempeño.
Como
siempre que se publican estos informes, las tareas pendientes son enormes y uno
se pregunta si se pueden abordar con leyes de hace 25 años.
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