En el último congreso de ASENOF celebrado hace unos días, con la presencia de la Ministra de Educación Nacional, se presentó un proyecto de ley que pretende modificar de manera significativa el actual sistema de educación para el trabajo y desarrollo humano.
Esta educación, conocida en el mundo como Vocational Education and Training (VET), recibe, según el MEN, el 36% de quienes terminan la educación media y forma cerca de 1.000.000 de estudiantes al año entre el SENA y las más de 3000 instituciones de esta naturaleza.
Actualmente, la educación para el trabajo y desarrollo humano cuenta con logros importantes como la formación por competencias laborales, un Sistema de Aseguramiento de la Calidad (SCAFT) y, recientemente, un Sistema Nacional de Información (SIET).
Una de las confusiones de la anteriormente llamada educación no formal es que se presenta con la denominación de Educación para el Trabajo y Desarrollo Humano (Ley 1064 del 2006) y Formación Profesional Integral (Ley 119 de 1994 que reestructuró al SENA). En el proyecto de ley se propone llamarse en adelante Educación y Formación Profesional (EFP), la cual en mi opinión tampoco resulta feliz.
Del proyecto de ley se destaca la determinación de niveles de formación en asistencial, operativo, técnico y técnico superior, reconociendo los dos últimos como equivalentes a títulos de Técnico Profesional de que trata la ley 30 de 1992, para efectos de ingreso a programas de educación superior o a cargos públicos. Adicionalmente, se define el fortalecimiento del Sistema Nacional de Calidad de la Educación y Formación Profesional que contempla una Certificación de Calidad para programas, un Sistema de Evaluación Institucional y procesos de convalidación de títulos y certificados. Asimismo, se determina la creación del Consejo Nacional de Educación y Formación Profesional – CONEFORP, como organismo vinculado al MEN.
Es una lastima que el proyecto mantenga en las Secretarías de Educación la creación de instituciones y programas, así como la función de inspección y vigilancia.
Esta educación, conocida en el mundo como Vocational Education and Training (VET), recibe, según el MEN, el 36% de quienes terminan la educación media y forma cerca de 1.000.000 de estudiantes al año entre el SENA y las más de 3000 instituciones de esta naturaleza.
Actualmente, la educación para el trabajo y desarrollo humano cuenta con logros importantes como la formación por competencias laborales, un Sistema de Aseguramiento de la Calidad (SCAFT) y, recientemente, un Sistema Nacional de Información (SIET).
Una de las confusiones de la anteriormente llamada educación no formal es que se presenta con la denominación de Educación para el Trabajo y Desarrollo Humano (Ley 1064 del 2006) y Formación Profesional Integral (Ley 119 de 1994 que reestructuró al SENA). En el proyecto de ley se propone llamarse en adelante Educación y Formación Profesional (EFP), la cual en mi opinión tampoco resulta feliz.
Del proyecto de ley se destaca la determinación de niveles de formación en asistencial, operativo, técnico y técnico superior, reconociendo los dos últimos como equivalentes a títulos de Técnico Profesional de que trata la ley 30 de 1992, para efectos de ingreso a programas de educación superior o a cargos públicos. Adicionalmente, se define el fortalecimiento del Sistema Nacional de Calidad de la Educación y Formación Profesional que contempla una Certificación de Calidad para programas, un Sistema de Evaluación Institucional y procesos de convalidación de títulos y certificados. Asimismo, se determina la creación del Consejo Nacional de Educación y Formación Profesional – CONEFORP, como organismo vinculado al MEN.
Es una lastima que el proyecto mantenga en las Secretarías de Educación la creación de instituciones y programas, así como la función de inspección y vigilancia.
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